Nikté: mi maestra de 3 años

Estos tres años sin Nikté han sido de una enseñanza brutal. Me han enseñado a sobrevivir incluso a pesar de mí misma, a sobreponerme al dolor que llegó a parecer interminable, a apreciar más a quienes me aman y a quienes desean acompañarme en este camino llamado vida sin importar lo horrible que haya sido en algunos momentos de estos últimos tres años.

Me han enseñado que mi salud física y mental debo tomarlas en serio y que debo intentar (una lucha de todos los días, de verdad) que aquello que no puedo controlar no me afecte tanto, pues en mi endeble equilibrio emocional, cualquier cosa (una actitud, un comentario, un desplante, un gesto de quienes me rodean) puede hacer que me deshaga.Me han enseñado que todo pasa. Aunque a veces cueste respirar, aunque a veces el insomnio me haga presa, aunque el dolor me llegue como punzadas inesperadas, aunque todo se vea oscuro y dramático. Todo, todo pasa.

Nikté, así, se convirtió en mi gran maestra. Su muerte me duele cada día, pero ahora veo todo con más conciencia, con menos bruma, con más luz.
Tres años desde que su corazón dejó de latir.
36 meses de reaprender a conocerme.
156 semanas de luchar conmigo misma.
1 095 días de aceptar la vida como es, con todos sus matices.
26 280 horas de ser una aprendiz de lo que deja la muerte.
Mi pequeña Axolotla. Mi Nikté.

Autor: Perla Velasco
Acerca del Autor: Perla es Editora y la mamá de Nikté.

 

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