BRAZOS VACÍOS
La muerte de un bebé en cualquier etapa de la gestación, durante el parto o después de que éste nació, es uno de los sucesos más impactantes y dolorosos por los que puede pasar una persona. Se espera dar la vida y llega la muerte. Desafortunadamente, 1 de 4 embarazos no llegan a buen término, y los padres y la familia quedan con un dolor de cuerpo, mente, alma y espíritu. Se van a casa con los brazos vacíos, muchas veces sin explicación médica de qué pasó, con miles de culpas y muchas preguntas sin respuesta. La muerte de un bebé es considerada como un tema tabú, ya que es un duelo desautorizado, invisibilizado, silenciado y minimizado. En la mayoría de las ocasiones, estos duelos no son públicamente reconocidos ni socialmente expresados debido a que esos bebés en muchos casos no tenían un nombre, no se presenció un entierro; las personas allegadas a los padres no lo conocieron, a veces ni siquiera los mismos padres ni la familia alrededor tuvieron oportunidad de conocerlo. No hay fotos, no hay recuerdos, nada que pudiera avalar su existencia. Sin embargo, existe un vínculo de amor muy fuerte en los padres que planearon ese embarazo, crearon expectativas, proyectos a futuro e ilusiones alrededor de ese bebé. ¿Qué sucede cuando tenemos en nuestras manos una prueba de embarazo con un resultado positivo? En un gran porcentaje, la alegría nos embarga, comenzamos a informar a familiares y amigos que un nuevo miembro de la familia está en camino. Pasan los días y comienzan las suposiciones del sexo, el color de los ojos, muchas expectativas e ilusiones. Pero, ¿qué pasa cuando asistimos a un ultrasonido de rutina y el ultrasonografista nos dice que no hay latido o encuentran alguna malformación incompatible con la vida? En ese mismo instante no sólo ha dejado de latir el corazón de ese bebé, han muerto con él nuestras ilusiones, proyectos, sueños… las risas que ya imaginábamos en casa, sus primeros pasos, sus juguetes, su cuna y todo lo que habíamos preparado para su recibimiento. La mayoría de las personas que no han transitado este duro camino creen que teniendo otro bebé podría ser la solución o que el hecho de no haberle conocido o haberlo conocido muy poco, nos hará más fácil y rápido sanar nuestro duelo; que llorar no es bueno y, según algunas creencias religiosas, “no se deja descansar el alma”. Actualmente el vínculo también del padre, familiares y amigos cercanos se fortalece desde las primeras semanas de gestación, ya que pueden verlo y escuchar su corazón observando un ultrasonido, lo que hace más dura la ausencia, ya que demuestra ser algo tangible.
1. Negación, sobresalto, y confusión.
2. Coraje e irritabilidad.
3. Pesadillas o miedo al dormirse.
4. Pérdida de apetito.
5. Miedo de quedarse solo.
6. Quejas físico/somáticas como dolores de estómago o de cabeza
7. Inhabilidad para concentrarse o enfocarse
8. Culpabilidad por distintas razones.
9. Desinterés por las actividades diarias.
10. Comportamiento regresivo. Comportarse como una persona de menor edad o comportamientos pasados.
11. Pérdida de memoria.
12. Indiferencia.
13. Arranques extremos de emociones.
14. Susceptibilidad.
15. Sensibilidad.
16. Embarazo psicológico.
17. Ganas imperiosas de cargar/cuidar.
LOS PECHOS LLORAN EL CUERPO LLORA
El cuerpo también vive su propio duelo. Ver salir la leche del cuerpo y no tener a quién dársela puede ser otro de los procesos más duros y dolorosos que experimentará una madre. Se pueden sugerir dos opciones:
- La manera natural, es decir, no utilizar ningún medicamento; la producción de leche, al no recibir estímulo, disminuirá de manera paulatina.
- Por lo regular, la o el ginecólogo receta un medicamento para interrumpir la producción de leche y vendan los senos. Si es así, en lugar del vendaje puedes ponerte un top deportivo (top para correr) que te haga sentir cómoda.
Nota de acompañamiento personal
Hemos documentado casos de mujeres que han tomado medicamento para interrumpir la producción de leche y han tenido efectos secundarios como ardor en sus senos. Además de que la producción sigue por algunas semanas. Durante el periodo de puerperio, muchas veces el dolor por el que estás atravesando provoca el descuido de la higiene corporal. Aquí lo más importante es tener una higiene adecuada en caso de tener una cesárea.
ACCESORIOS DEL BEBÉ, ¿QUÉ HAGO CON ELLOS?
Regularmente la familia o amigos cercanos se preocupan por sacar los muebles y accesorios del cuarto del bebé para que la madre, que ha perdido a su bebé, al llegar del hospital no se sienta mal; frecuentemente esto resulta contraproducente. Antes de hacerlo se debe de consultar con los padres. Muchas mujeres no quieren ver nada que les recuerde que su bebé murió y nada de lo que era para él va a ser utilizado; algunas necesitan que todo esté como lo dejaron. En el primer caso, la mujer pedirá que tiren todo o lo regalen; no lo quiere ver, está enojada, confundida y con mucho dolor, entonces se sugiere siempre que se guarde en otro lugar que no sea visible. Tiempo después los papás tal vez quieran recuperar las cosas para asumir que este bebé vino para ellos, que no fue un mal sueño, y todo ello se necesitará para interiorizar al bebé. Los padres pueden decidir con mucha más calma y en otra etapa del duelo qué hacer con la ropa y todo lo que habían comprado. Es importante que aunque algunas prendas se donen, regalen o vendan, nos quedemos con algo y lo guardemos en una caja de recuerdos. Lo mismo sucederá con los ultrasonidos o prueba de embarazo, podrían conservarse hasta que los papás estén listos para guardarlos como un tesoro muy preciado del hijo o hija que los acompaña en el corazón. El lugar donde están sus restos, la urna, la ropa, los accesorios, son los mayores tesoros que tienen unos padres que han perdido a su bebé; no hay fotos de cumpleaños ni risas, sólo recuerdos de movimiento en el vientre, antojos, y lo que habíamos preparado para él o ella. No pienses que se trata de aferrarnos a cosas materiales, es sólo un proceso para interiorizar.
DERECHOS DE LOS PADRES CUANDO MUERE UN BEBÉ
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- Tener la oportunidad de ver, cargar y tocar a su bebé en cualquier momento, antes y/o después de su muerte, dentro de lo razonable.
- Que le tomen fotos a su bebé y que estén disponibles para los padres o guardadas hasta que los padres las quieran ver.
- Recibir todos los recuerdos posibles, como por ejemplo, tarjeta de cuna, brazalete de bebé, ultrasonido y/o fotografías, mechón de cabello, impresión de pie y mano, documento de peso y longitud.
- Ponerle nombre a su bebé y establecer un enlace con él o ella.
- Observar sus costumbres culturales y religiosas.
- Que un personal médico comprensivo les brinde cuidado, respetando sus sentimientos, pensamientos, creencias y solicitudes individuales.
- Estar juntos el mayor tiempo posible durante la hospitalización.
- Tiempo a solas con su bebé, reconociendo las necesidades individuales.
- Que se les informe sobre el proceso de luto.
- Pedir una autopsia. En caso de aborto espontáneo, poder pedir que se realice o no una autopsia o examen patológico según lo determinado por la ley aplicable.
- Que se les presente información en terminología fácil de entender para los padres en cuanto al estado de su bebé, causa de muerte, incluyendo el reporte de la autopsia, patología u otros reportes médicos.
- Planear un ritual de despedida, entierro o cremación en cumplimiento con los reglamentos locales y estatales y de acuerdo a sus creencias, religión o costumbres culturales personales.
- Recibir información sobre recursos de apoyo para ayudarles en el proceso de recuperación, por ejemplo, grupos de apoyo, asesoramiento, material para leer y revistas sobre la pérdida perinatal o neonatal.
Derechos Reservados, 1991. Adaptado de National Share Pregnancy and Infant Loss Support, Inc. con permiso de Women’s College Perinatal Bereavement Team, Toronto, Canadá. Copias que pueden ser impresas y distribuidas gratuitamente otorgando el crédito apropiado.
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