Nuevo Embarazo

El duelo puede convertirse en una gran escuela de “maternidad consciente”

El proceso de un duelo bien elaborado trae grandes aprendizajes. Sabemos que cuando la muerte de un hijo/hija es reciente existe una necesidad de embarazarse de nuevo, que no sigue una lógica del pensamiento, más bien es un impulso ante la necesidad de tener ese hijo/hija que se supondría estaría en casa. Nosotros exhortamos a que si estás en las posibilidades de buscar un nuevo embarazo lo hagas después de un duelo bien elaborando. Estas acciones y procesos personales hacen que te fortalezcas desde el duelo, y que puedas integrar a tú hijo/hija de una forma diferente, acercarlo a tu vida, y generar una “maternidad consciente”, teniendo en cuenta una pregunta fundamental : ¿Estamos listos para correr el riesgo de la muerte de otra hija/hijo/hijos?

Si la respuesta es si, entonce llega la hora de iniciar un proceso de “concepción consciente”.

Esto implica el vincularse con los futuros bebés desde el corazón, sabiendo que en el camino ellos llegarían a su tiempo, y también podrían irse a su tiempo. Es importante hablar mucho en pareja y con la familia, enunciar el miedo a que no llegaran nunca o a que murieran en la gestación o muy pequeños, pues ahora sabemos que esto nos puede ocurrir a todos. Estos hallazgos te llevan a reconocer que  no tenemos el control de nada, y que una cosa es el deseo de gestar y criar a los hijos, y otra muy distinta es que esto pueda llegar a suceder. Es así como comenza un proceso de embarazo consciente, con esta seguridad de reconocer la incertidumbre.

El aspecto médico

Buscar contar con un diagnóstico certero contribuye a la decisión de buscar un siguiente embarazo. Contar con varias opiniones médicas respecto al estado de salud, elegir el proveedor de salud adecuado para ti, en quien puedas confiar, y comprender, si así fuera el caso, lo que sucedió en el embrazo/embarazos anteriores y lo que implicaría un siguiente embarazo: tratamiento médico, monitoreo exhaustivo, posiblemente cesárea, una planeación muy intensa (cero espontaneidades), una fuerte inversión económica y anímica.

Algo a resaltar es la importancia de hacernos responsables de nuestras decisiones médicas, no es saludable atribuirle a un médico toda la responsabilidad de nuestra salud reproductiva, es fundamental informarte respecto de tu condición de salud y jugar un rol “activo” con el médico, es decir, tener una actitud crítica y una opinión informada sobre los procedimientos, riesgos, etc. Sabemos que esto es complicado cuando nos enfrentamos a las políticas de salud de nuestro país, que en algunos casos muestran deficiencias de profesionalismo y de calidad en ambos sectores (público y privado), sin embargo, es nuestra responsabilidad buscar las mejores opciones a nuestro alcance.

El estado emocional antes de buscar un nuevo embarazo

El tener miedos y angustias respecto a un siguiente embarazo después de haber experimentado la muerte de tu bebé (uno o más) es absolutamente normal.  De manera que no se debe juzgar la viabilidad de buscar un nuevo embarazo basándose en la cantidad de miedos que tiene una madre o padre al momento de quererse embarazar. Más bien, poner mucha atención en qué tantas herramientas tienen para autogestionar sus emociones y traducirlas en acciones que favorezcan su bienestar. Es por ello que no existe un estado “ideal” que alcanzar al momento de plantearse un nuevo embarazo, sino una disposición a permitirse el trabajo personal y una actitud receptiva para aceptar ayuda del exterior. Para ello, el duelo es el mejor aliado del trabajo personal pues nos orilla a enfrentarnos a nosotros mismos en una situación límite. El duelo es un gran maestro de vida, es una escuela de humildad.

El factor tiempo

Quienes hemos pasado por esta experiencia nos hemos preguntado insistentemente cuánto tiempo es mejor dejar pasar para buscar un siguiente embarazo después de haber perdido una hija o hijo por fallecimiento. Es una pregunta complicada y cuya respuesta es totalmente subjetiva. Nos podemos basar en ciertas generalidades y en el sentido común (pensar que al menos un año será necesario y que pocos meses serán muy poco tiempo, por ejemplo). Sin embargo, si la pregunta es ¿cuánto tiempo es sano dejar pasar entre la muerte de una hija o hijo y buscar un siguiente embarazo?, la respuesta no será en términos de tiempo sino en saber qué tantas herramientas tiene la persona para gestionar sus emociones, qué tanto ha podido establecer un vínculo con el hijo/hija fallecido, y qué hallazgos ha tenido en su trabajo personal que le hagan sentir la capacidad de establecer un vínculo con un siguiente hijo/hija.

Una hija o hijo, ya sea vivo o muerto, nos cambia la vida, requiere muchísima energía de nuestra parte, claridad mental, flexibilidad de carácter, esta hija o hijo nos ocupa una gran cantidad de tiempo y espacio vital. Cuando uno decide tener más hijos es porque ha logrado abrirse más tiempo y espacio aparte del que ocupan las hijas/hijos mayores (vivos o muertos), y de esto sólo puede darse cuenta uno mismo, sólo uno sabe cuándo hay lugar para alguien más. Al principio puede que ese lugar sea pequeño y nuestro siguiente hijo/hija sólo alcance a ser un anhelo futuro, quizá más adelante haya más lugar y se convierta en un plan de vida concreto, hasta llegar a modificar las rutinas y planes y objetivarse en una búsqueda de embarazo como tal. Darnos cuenta de esto es a lo que nos referimos como “concepción consciente”

El embarazo: miedos, rituales y acompañamiento

El miedo no es mi enemigo, el miedo está ahí para decirte que hay algo delicado, frágil, que requiere cuidado; el miedo puede ser un aliado si dejamos de intentar escapar de él. El asunto no es dejar de tener miedo, sino qué haremos cuando lo sintamos, cómo convertiremos el miedo en una vida de autocuidado individual y familiar. Es por ello que las herramientas obtenidas en el duelo resultan fundamentales al momento de enfrentar un nuevo embarazo. Si existen esas herramientas este nuevo embarazo no será ideal, pero será una gran experiencia de vida y una enorme oportunidad de crecimiento personal, aun si nuestro bebé muere también.

Tener acompañamiento grupal y personalizado, ambas cosas ayudarán mucho, en ambos espacios se trabaja no sólo la preparación al nacimiento del nuevo bebé, sino la manera en que tu hijo/hija que murió, también forma parte de esto.

Finalmente, hacer baby shower quizás no venga bien si no están listas. Existen otras opciones como hacer una ceremonia de agradecimiento con la familia en cualquier mes de gestación, por ejemplo: plantar un árbol para cada uno de los hijos/hijas, un ritual de despedida del embarazo una noche antes del parto, entre otras dinámicas.

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